Me recogí en una otoñal estación
donde gestando caprichosa hizo nido
donde gestando caprichosa hizo nido
en éste corazón que dejó su cordialidad apartado al mundo,
porque el desamparo se presentó instalándose a sus anchas,
paralizando el latido, y eso que sólo,
porque el desamparo se presentó instalándose a sus anchas,
paralizando el latido, y eso que sólo,
-venía de visita-,
aquella noche que decidió romperme las horas de un tiempo
y del que se adueñó por cuenta propia.
Es el rostro el que adivina las mañanas frente al espejo
presentando la realidad,
mostrándose en forma de lágrima, deslizando su humedad,
presentando la realidad,
mostrándose en forma de lágrima, deslizando su humedad,
-empacando el alma-,
gastándose en el almacén que tragará el desfiladero,
pues la mirada se contempla cansada en una veracidad
que no pasa indiferente surcando huella.
Me acomodo en ti, Soledad,
y acogida en tu hermosura te entrego mi entrecortado suspiro,
porque me llegaste a tocar como nadie lo hizo
y llevas el silencio escrito con mi nombre,
endiablada y bella...
te hiciste de mis nostalgias dueña asiéndome a tu cintura.
Yayone Guereta.