Si has de volver que sea a mi memoria,
pues voy a recordarte con la mirada tibia del enamorado
y el labio rozando los bordes de mis comisuras
-de lado a lado-
henchido en el fulgor que florece un beso,
pues voy a recordarte con la mirada tibia del enamorado
y el labio rozando los bordes de mis comisuras
-de lado a lado-
henchido en el fulgor que florece un beso,
y en el rincón que elevé mi cintura buscando tu hombría
-enlazando las manos-
como si se ora a un Dios que dona y regala todos los deseos
-enlazando las manos-
como si se ora a un Dios que dona y regala todos los deseos
en un instante de amor,
(el uno junto al otro)
y aunque ya, siendo sombra los dos,
dejaré embriagarse al recuerdo como un suave perfume,
con los párpados apretados para detenerlo
dejaré embriagarse al recuerdo como un suave perfume,
con los párpados apretados para detenerlo
-sin echarle de menos-
guardando en el reposo que vivimos
con las palabras hermosas que llenaron el momento.
Más momento vivimos y no me pesa
pues gozamos dando envidia a las estrellas
pues gozamos dando envidia a las estrellas
(saltándonos el abismo de los acantilados)
ellas, que con su manto de luz iluminaron de algarabía
y eran guardianas en duelo de nuestro universo.
Nota:
ellas, que con su manto de luz iluminaron de algarabía
y eran guardianas en duelo de nuestro universo.
Nota:
Y quien no recuerda el dulce aroma de unas flores frescas?
Yayone Guereta.