Bajo el mismo cielo infinito
la cruel lejana distancia nos confunde,
y en el filo de la luna
rezamos plegarias.
Mis manos dibujan mariposas
formando nubes
en el vértice de estos labios que llaman,
los que ansían tu llegada.
Y en el ultimo hálito de aire
que a mi boca calla,
guardo el dolor de la punzada
que mi corazón siente
al extrañar tu palabra,
el abrazo que unió por un momento
nuestros cuerpos
y la sonrisa que centelleó juguetona
proyectando deseos.
Bendita mirada que habla
y se extiende más allá del universo,
donde el amor son los sentires
y las ausencias
de los amantes sin reposo,
manteniendo la luz de la espera
que el tiempo se cobra
con una larga penitencia
de duda e impotencia.
Cierro los ojos...
Yayone Guereta.
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