Me enredo en una espiral que desconozco
llevándome a un vacío que quiere descollar su espacio.
(Me enfunda en un abandono).
Y sin ser primavera de sus ojos
las hojas del otoño le taparon la visión haciéndome trizas.
Ya no me pertenecen sus labios a los que dar mi júbilo
y me muerdo la lengua emponzoñando saliva,
el eco de mi voz retrocede escapándose por una rendija.
La tristeza me vence y la ilusión es fatiga,
quise ser viajera en su aire, aliento de su boca,
adorar su libertad haciéndola mía.
(Me arrojo a una oquedad sin límite).
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