La voz sin piel habló
susurrando la tristeza,
lluvia que en lágrimas derramó
ante el eco sin vuelta.
Orando ante el universo
desnuda en la mirada,
sin más palabra que el suspiro
brotando de las entrañas.
Y el cuerpo también habló
deseoso de ser gemido
mostrándose libre sin perezas,
dando amor.
Sintiendo ser ninfa
de los mares que a Poseidon
postra en total entrega,
siendo todos los elementos
que en deseos cuenta.
Agua, fuego, aire y tierra.
Cuatro paredes sin puerta
el corazón sangra
los latidos duros pegan
agonizan por ser vividos,
queriendo ser de su cielo estrella.
Faltó piel...
Yayone Guereta.
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