Llueve,
las gotas se incrustan en la ventana.
-Tras ella, una mirada-
Perdiéndose en el infinito
pensando en todo y en nada,
la que pide un deseo
la que sueña ser soñada.
La imagen borrosa se desgasta,
menos el nombre, /ese/,
el queda grabado en un espacio del alma.
Al que en silencio ahogado llamo
poniéndolo en la boca, con letras desordenadas.
Y viene el susurro tibio,
susurro que brota del corazón desesperado.
/Puede más el pulso/,
el latido golpea fuerte
si el nombre se posa en el labio.
Dibujo sobre el vaho de la ventana,
la que me recuerda al escribir,
que aunque las manos después lo borren
habita en mis entrañas.
Llueve,
-tu nombre- con mis dedos,
deletreo en la ventana.
Yayone Guereta.
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