La luz del atardecer no llega
se apagó del camino,
aún echándole de menos
la boca no se equivoca,
no debió bajarle todas las estrellas
se vacío de golpe el cielo
y con él se llevó su destierro.
Tal vez ese fue el error,
tanta entrega,
tanto deseo dado
a sus pies postrado,
al mínimo gesto
de la mueca con la mano,
hasta robarle al aire partículas
que lo inhalasen sus labios.
Protectora de lo suyo
como leona
protegiendo la manada,
solo así nace
el corazón es el que sabe,
no entiende de otras formas
ni sabe.
No esperes
si en su busca
no hayas a nadie,
bofetada a doble cara
se dio cuenta tarde,
de lo afortunado que era
que dejó colar
en el espejo de la suerte,
lo que no vio
mirándose,
teniéndolo todo
profeta en tierra de nadie.
Aun echándole de menos
ya no vayas
ya es tarde,
no tiene nada que darte,
olvidó la felicidad que tenía
tras duros años
de soledad errante.
Construyó nuevos astros
que iluminan con luz incesante,
espera con pausa
sin prisas,
por si alguien...
quiere quedarse.
Yayone Guereta.
Hermosas letras que hablan de entrega y pérdida, que terminan con esperanza.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por compartirla
Gracias a ti, ángel, por pasarte por mi rincón y dejar un poquito de tu esencia.
EliminarUn fuerte abrazo.