Déjame,
llorarte una vez más.
La noche se torna
fría en ausencia
a recordar tu presencia,
maldito y oscuro
que te atraviesas,
otro cielo sin estrellas.
Preguntaré a mi almohada
que sueños ha de traerme
si ya pinte de gris mi estela.
Déjame,
para sacudir el recuerdo
que dejaste dentro,
donde agonizo tus besos
y los sueños eran eternos.
Lo confieso
Déjame,
acariciar el pasado,
aunque solo sea para rememorar,
las noches de insomnio
que pasamos labio con labio,
las pieles que se reclamaban
haciéndonos esclavos,
gritando en silencio
desde el deseo apasionado.
Lo confieso
Déjame.
Yayone Guereta.
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